Según explicó al New York Times el urólogo Benjamin Brier, de la Universidad de California en San Francisco, lo más frecuente es que en el examen de la próstata se encuentre un tumor maligno de este órgano. En este caso, sin embargo, los responsables del Palacio subrayaron que no se trataba de un cáncer de próstata. Breyer cree que esto es una mala señal.
Según el urólogo, podría significar que el desarrollo de las células tumorales encontradas en la próstata se ha iniciado en otro órgano. «Esto es por definición metástasis», declaró.
Si al rey Carlos III se le diagnosticó un tumor maligno con metástasis, significa que no se produjo en la fase inicial. Tales tumores son peores de tratar
Breyer explicó que los cánceres con más probabilidades de hacer metástasis en la próstata son el melanoma y el carcinoma urotelial, un tipo de cáncer de vejiga. Un tipo de carcinoma urotelial es relativamente fácil de tratar, mientras que el otro requiere la extirpación completa de la vejiga.
Sin embargo, no se puede descartar que el cáncer no se haya detectado en la propia próstata. En concreto, puede haberse detectado en radiografías, análisis de sangre o tomografías computarizadas, o durante una cistoscopia. En este caso, es posible que no haya habido metástasis.
Muchos familiares de Carlos III padecían cáncer
Se detectaron tumores malignos en dos de los hijos de la reina Victoria. Al hijo mayor de Victoria, el rey Eduardo VII, que gobernó a principios del siglo XX, le extirparon un basalioma (un tipo de cáncer de piel) de la nariz. Vivió otros tres años después. Su hermana, la Princesa Victoria, tuvo cáncer de mama.